En las vacaciones de Semana Santa hay una concatenación de factores que dificultan especialmente la conducción, en un periodo en el que se concentran muchos desplazamientos en pocos días. Por un lado, suele ser una estación de meteorología muy cambiante, con lluvias y variaciones de temperaturas.
Además, el sol comienza a incidir con más fuerza y la vida despierta de su letargo invernal, por lo que hay un mayor movimiento de animales e insectos, y de crecimiento y floración de las plantas, con un aumento del polen en el ambiente. Por otro lado, también aumenta el polvo en suspensión en el aire respecto al invierno.
Todo ello afecta especialmente a la visibilidad, con el parabrisas y los limpiaparabrisas como protagonistas. Aunque su simplicidad mecánica pueda llevarnos a engaño, los limpiaparabrisas son un elemento imprescindible para conducir de forma segura.
La mayoría de los conductores reconoce conducir o haber conducido con las escobillas en mal estado; y la Semana Santa es la época del año en la que este error puede generar más consecuencias.
1. Cambios bruscos de luminosidad
En Semana Santa podemos vivir las cuatro estaciones en un mismo día, con cielos encapotados, mucho sol e incluso granizadas. Llevar unas buenas gafas de sol en el coche y saber usar los parasoles nos ayudará a tener una mejor visión y la vista más descansada. Nunca hay que usar el líquido y los limpiaparabrisas con el sol de cara, porque durante un largo instante no veremos casi nada. Este efecto se acentúa, en gravedad y tiempo, con unas escobillas desgastadas.
2. Visibilidad con lluvia
Es raro el año en el que no se producen abundantes lluvias en Semana Santa. El riesgo de sufrir un accidente cuando llueve es un 70% superior, y la reducción de la visibilidad es la principal culpable de este aumento de la siniestralidad, incluso por encima del menor agarre de los neumáticos sobre el asfalto mojado.
Esta menor visibilidad se debe, principalmente, a la perturbación visual en el parabrisas; más que a la menor luz ambiental o a las gotas de agua en el aire. Incluso con los limpiaparabrisas en funcionamiento, el agua sobre el parabrisas distorsiona la luz, ya que la falta de uniformidad de esa capa de agua que se forma sobre el cristal, reduce el rendimiento visual del conductor.
Este efecto se multiplica si el parabrisas sufre desperfectos (impactos, grietas, arañazos…) y si las escobillas están en mal estado y dejan canales de agua en cada barrido.
3. Los sistemas ADAS con lluvia
Un prestigioso estudio* ha demostrado que el funcionamiento de los sistemas ADAS se ve afectado negativamente por la lluvia y, en menor medida, por la suciedad en el parabrisas. Se recomienda limpiar las zonas alrededor de las cámaras y los sensores de radar en cada parada; y alerta a los conductores para que sean conscientes de las limitaciones de los sistemas ADAS en condiciones adversas.
4. El polvo y el polen
Además, en Semana Santa, hay otros dos factores que acentúan todo lo dicho: comienza a aumentar la cantidad de polvo y polen en suspensión en el aire. Las gotas están impregnadas de estas sustancias, son más opacas y pueden generar una capa de barro fino sobre el parabrisas, que unos limpias en mal estado extienden generando surcos. Es importante elegir bien cuándo usar los limpiaparabrisas para limpiarlo, porque el barro que se forma en el parabrisas y los reflejos de la luz nos dejarán a ciegas unos segundos.
El polen, además, afecta a la visión de las personas alérgicas y puede generar estornudos: hacerlo durante cinco segundos seguidos a 90 kilómetros por hora implica dejar de prestar atención a la carretera durante más de 125 metros. Hay que revisar el filtro antipolen de nuestro coche y estar atento a la medicación contra las alergias, porque puede producir somnolencia.
5. Crece la vegetación
Las plantas comienzan a crecer y pueden dificultar la visibilidad a través de zonas (interiores de curvas, medianas, cruces, rotondas…) en las que, en invierno y sin hojas, había una perfecta visibilidad. Hay que estar atentos a estos cambios en nuestros recorridos diarios, en los que nos puede aparecer un coche, moto, ciclista o peatón “de la nada”, porque estaba oculto tras la vegetación. Por otro lado, los frutos y las resinas pegajosas de algunos árboles pueden caer sobre el parabrisas cuando estamos estacionados, y son difíciles de limpiar.
6. Más pájaros
El número de pájaros también aumenta en esta época. Si un ave impacta contra el parabrisas, hay que mantener la calma y no mover el volante ya que el cristal aguantará el impacto y solo nos llevaremos un susto. Otro efecto secundario de las aves se produce cuando aparcamos debajo de un árbol, en forma de excrementos que son difíciles de limpiar (incluso con los limpias y el líquido) y dificultan la visión.
7. Y más insectos
Aunque cada vez hay menos, en Semana Santa puede aumentar el número de insectos que acaban estampados contra el parabrisas. Hay que usar los limpiaparabrisas con regularidad para no comprometer la visibilidad, y evitar que los restos de los insectos se sequen y dañen las escobillas.
8. Muchos desplazamientos concentrados
En Semana Santa las operaciones salida se concentran en muy pocos días y aumenta exponencialmente la densidad del tráfico. Como siempre, se recomienda paciencia al volante y comprensión con aquellos conductores que no están acostumbrados a circular por carreteras desconocidas.
Fuente: Carglass